Los teoremas de incompletitud de Gödel son dos célebres teoremas de lógica matemática demostrados por Kurt Gödel en 1931. Ambos están relacionados con la existencia de proposiciones indecidibles en ciertas teorías aritméticas.
El primer teorema de incompletitud afirma que, bajo ciertas
condiciones, ninguna teoría matemática formal capaz de describir los números naturales y la aritmética con suficiente expresividad, es a la vez consistente y completa. Es decir, si los axiomas
de dicha teoría no se contradicen entre sí, entonces existen enunciados
que no pueden probarse ni refutarse a partir de ellos. En particular,
la conclusión del teorema se aplica siempre que la teoría aritmética en
cuestión sea recursiva, esto es, una teoría en la que el proceso de
deducción pueda llevarse a cabo mediante un algoritmo.
La prueba del teorema es totalmente explícita y en ella se construye una fórmula, denotada habitualmente G
en honor a Gödel, para la que dada una demostración de la misma, puede
construirse una refutación, y viceversa. Sin embargo, la interpretación
natural de dicha sentencia en términos de números naturales es
verdadera.
El segundo teorema de incompletitud es un caso particular del
primero: afirma que una de las sentencias indecidibles de dicha teoría
es aquella que «afirma» la consistencia de la misma. Es decir, que si el
sistema de axiomas en cuestión es consistente, no es posible
demostrarlo mediante dichos axiomas.
Los teoremas de incompletitud de Gödel son uno de los grandes avances
de la lógica matemática, y supusieron —según la mayoría de la comunidad
matemática— una respuesta negativa al segundo problema de Hilbert
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