La
ley de Turgot o de los rendimientos decrecientes expresa que, dados los
factores de producción tierra, capital y trabajo (todo lo que
necesitamos para la agricultura), al mantenerse fijo el factor tierra,
el aumento de los otros capital y trabajo producirá un incremento de
rendimiento limitado, llegando a un punto en que, de aplicarse en mayor
cantidad, el rendimiento decrecerá en lugar de aumentar.
Veamos
un ejemplo: si tenemos una hectárea de cultivo de maíz y aplicamos 200
kg de fertilizante y la mano de obra de dos personas, obtendremos un
rendimiento determinado. Si a esta misma superficie le aplicamos 2.000
kg de fertilizante y el trabajo de veinte personas, el rendimiento no
aumentará proporcionalmente, y lo más probable es que disminuya y
económicamente será desastroso.
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